Cumpleaños feliz?

martes, 2 de febrero de 2010

Tengo a mi padre, a mi madre y mi hermano conmigo. Tengo un techo que me alberga, una plato de comida a diario y ropa que me abriga. Tengo la oportunidad de estudiar lo que quiero y el pase a un lindo futuro.

Tengo mis dos piernas, mis dos ojos, mis dos manos y mis sentidos a su máxima capacidad (aunque sea media piti). Tengo amigos y una vida llena de expectativas para llegar al éxito. No me falta nada para ser felíz y vivir un lindo día de cumpleaños junto a mis seres queridos. Eso en teoría. Hay algo que me falta. Ese dosificador de felicidad instantánea que se ha ido de mi vida, dejando un cumpleaños un poco más triste, un poco más solo y lleno de esperanzas de escuchar su voz por última vez en un nostálgico llamado. Felíz cumpleaños!

Here comes the sun

No puedo evitar leer sus cartas y sus mensajes. No puedo evitar recordar su sonrisa y sus ojos que brillaban. No puedo evitar seguir preocupándome por cada uno de sus pasos y mirar en cada calle que cruzo buscando su espalda o su rostro.

Sé que será un camino arduo. Será difícil dejar de recordar. Sé que a mis ojos les costará evitar las lágrimas por un tiempo, aunque sean intermitentes... primero dos veces al día, luego día por medio hasta una vez por semana. Será muy difícil olvidar al amor de mi vida; olvidar su sonrisa y la felicidad instantánea que me entregaba con sólo verlo. Será difícil olvidar sus palabras tiernas, nuestros interminables juegos de cosquillas o nuestras canciones de los Beatles a dúo.

Será difícil transitar por todas aquellas calles que aplanamos juntos. Será difícil volver a escuchar a Pink Floyd sin recordar su guitarra. Será difícil dejar de añorar sus besos y caricias. Será difícil encontrar un nuevo interesado lector de mis reportajes y trabajos.

Será tan difícil ver a mi perro sin recordar nuestras canciones y las carcajadas de nuestros chistes. Será difícil perder mi principal apoyo y protector. Será difícil olvidar nuestras conversaciones filosóficas, matemáticas, políticas y religiosas. Será difícil aprender a vivir sola.

Pero vendrá el sol... y son justamente aquellos recuerdos los que nunca debo abandonar. Pues en mi mente y mi corazón siempre guardaré a aquel hombre perfecto y esos momentos felices. Los últimos y malos recuerdos se transformarán en nueva sabiduría para enfrentar la vida; recuerdos que definitivamente me han hecho más fuerte... porque no morí, como pensé los primeros días. El mundo sigue girando y no me bajaré para seguir llorando. Viviré con su hermoso y eterno recuerdo y las nuevas armas que me ha entregado para seguir adelante.

Ahí viene el sol, Catalina. Ahí viene.