// Peludos y Peludas //

martes, 17 de febrero de 2009




Peludos, juguetones, lerdos y muy tiernos. Lenguas rebeldes, que saludan a pesar de los intentos de esquivarlas, entre saltos, risas y colas largas... la otra no tanto.


El Tei y la Babu. Mis mascotas. Mis amigotes caninos que han sido motivo de tantas carcajadas y ese enorme balde de baba que cada integrante de esta familia tiene bajo sus mentones.

Un casi puddle, que costó $70.000, jurando que era toy. Blanquito, crespo y pequeñito. Cuando corre parece cordero y puedo jurar que cada vez que llega alguien a la casa, en su rostro puede distinguir una enorme sonrisa, mientras menea con dificultad el pequeño muñón que reemplaza la larga cola que debió haber tenido. Nunca fue puddle toy, pero es una maravilla. Motivo de canciones rockeras y baladas sobre su dudosa condición de macho. Si!, mi perro puede ser gaaaay y muy mamón, ¿y qué?. Su nombre es Telly... y no pregunten por qué; es una tonta historia.


La otra es una quiltro, la que rescatamos de las azarosas garras del destino. Una vida en la calle no es vida para ningun animal, y sus ojitos me lo dijeron en cuanto la retiré de su pulgosa cuna de tierra, entre sus otros seis desafortunados hermanos. Es loca, traviesa y de un rostro que supera a cualquier perrito hush puppies. Lerda y atarantada, choca con cada mueble ubicado en la casa. Busca cariño en el regazo de cada uno... esperando una caricia, a cambio de nada. Su nombre es Gaby, motivo por el cual cada día rogamos que nunca una "Persona Gabriela" atraviese las puertas de esta casa.


Son mi alegria y la de todos que entran a esta casa. Porque aunque esté lleno de pelos, este hogar no seria lo mismo sin esas patas.

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Es sólo plata, mi amor. La sucia y cochina plata. Total y completamente solucionable.

// Pololeos compartidos //

El teléfono ya no sólo es de MI uso exclusivo. Ahora no sólo YO me quedo pegada una hora hablando con mi pololo. Ahora otra persona en esta casa dice "corta tu... no tu", al teléfono. Ahora otra persona habla como guagua por un auricular; ahora debo compartir y debo decir que no es con mi hermano.
- ¡Papá, te llaman!