// Aniquilarlo de mi rostro //

domingo, 28 de diciembre de 2008

Fue un día extraño. No peleamos, no discutimos fuerte, no estábamos enojados ni disgustados, sólo conversamos sobre algunas diferencias superficiales... gustos, música, que aquí, que allá... nada de gran relevancia. De hecho, ha sido uno de esos fines de semana intensos, llenos de besos, caricias, manos furtivas que, como diría Rossana, se cuelan por debajo de la ropa...

No obstante, me sentía rara después de conversar sobre calle 13 y su relación con emminem, el reggaeton y Pink Floyd. No estaba molesta ni mucho menos enojada; quizás un poco desilucionada.

Desilucionada de que a mi pololo no le gustara cantar conmigo reggaeton, sólo por diversión. Desilucionada de que le moleste lo que a mi me gusta y de que no me acepte, según mi visión.

Y como era de costumbre y un hábito que debo erradicar de mi personalidad, me amurré.
Lo miraba con cara de enojada, con cara de lata, con cara de "me teni chata".

- Estay enojada?

Un rotundo y seco NO. Paradójico!

Me alejo de él con esa cara que llegaba hasta el suelo, sabiendo que no estaba enojada, ya que no había motivo para enojarse!

Cómo pedirle que vacile con el reggaeton, sino le gusta!
Cómo decirle que quiero que me acepte, si no hubo malas caras ni palabras de rechazo... de hecho, escuchó.

Sabía que era una tontera estar molesta, pero no podía, por más que lo intentara, dejar de tener ese caracho... él me miraba, y repetía su obvia pregunta. Acto seguido, una muy poco obvia respuesta.

¿Es algo femenino, es algo que es parte de nuestra idiosincracia, o parte de esta etapa de transición entre la adolescencia y la adultéz? Por favor, diganme que es alguna de estas opciones, ya que de no ser así, me depara un árduo trabajo para aniquilar de mi semblante esa carita...esa carita.